Lo que suele pretender un jefe duro o exigente, como son, por ejemplo, mejorar el rendimiento , la eficacia o la eficiencia del trabajador mediante la aplicación de rígido control y disciplina, no suelen ser los objetivos de la práctica del mobbing. Si esto fuera así, las prácticas no se centrarían exclusivamente en una persona, sino que serían extensivas a todo el grupo asistencial, pero comenzaría por aplicar primero todas las exigencias y controles a sí mismo y a su propio desempeño, como líder y modelo a seguir.
El objetivo del hostigador no son los buenos resultados y el buen funcionamiento de los procesos, él pretende el aislamiento y la desestabilización psicológica del colega subalterno.
El jefe hostigador emplea las siguientes tácticas:
1. Corregir severamente, reprender, avasallar a su colega o trabajador subalterno, pero en público.
2. Sobrecargarla selectivamente de trabajo, asignarle plazos o tareas imposibles.
3, Quitarle responsabilidades importantes que ya tenía, sustituýéndolas por tareas rutinarias o incluso dejarle sin trabajo asignado o dejarle a la deriva, haciendo reemplazos, variando diariamente sus asignaciones, teniéndole en la incertidumbre u haciendo que tenga que preguntar a diario sus funciones diarias, o en el caso del sector salud , asignando áreas de mayor riesgo o más extenuantes o las que menos domine y en la cuál no se desempeñaría con propiedad, y en fín, donde podría más facilmente fallar en su desempeño.
4. Modificar sobre la marcha sus atribuciones y responsabilidades.
5. Ignararle o hacerle el vacío.
6. Retener material o información crucial para desarrollar adecuadamente su trabajo.
7. Monitorizar malintencionadamente su trabajo con el objetivo de encontrar faltas que justifiquen sus ataques y acusaciones.
8. Criticar duramente.